Cartagena
ha sido una ciudad principalmente asociada con la historia pirata, pues fue allí
donde se presentaron numerosos ataques por parte de los piratas provenientes
de europa, que encontraron en la
ciudad un lugar adecuado para saquear en la epoca colonial.
Los
constantes asedios de los piratas ingleses y franceses, tuvieron su detonante a
mediados del siglo XVI, cuando en una sangrienta incursión del inglés Francis
Drake en Bocagrande, se demostró la vulnerabilidad de Cartagena. Fue así como
se ordenó por parte del reino español, la construcción del cordón amurallado
Su
construcción se llevó a cabo en etapas, comenzando en 1586 Bautista
Antonelli, un ingeniero italiano al servicio de la Corona Española y luego
vendría en 1608 Cristóbal de Rodas Antonelli, sobrino
de Antonelli quien fortificaría casi toda la parte de la ciudad que da al mar
abierto.
Se
construyó un conjunto de baterías armadas con cañones, del que hoy en día solo
quedan once kilómetros debido a que gran parte se demolió durante el proceso de
expansión que experimentó la ciudad a finales del siglo XIX y comienzos de lXX.
Un
sistema de zonas permitía resguardar la ciudad dividida en cinco barrios: Santa
Catalina con la catedral y numerosos palacios estilo andaluz; Santo Toribio,
donde vivían los comerciantes y la pequeña burguesía; La Merced, donde se
ubicaba el cuartel del batallón fijo; San Sebastián, barrio de viviendas
modestas de un solo piso y, por último, el arrabal de Getsemaní, barrio de
artesanos y trabajadores del puerto.
Entre 1595 y 1597, el gobernador Pedro de Acuña construyó un cinturón de paredes y
defensas, bajo los planes de Bautista Antonelli, con el fin de dar a la ciudad
un aspecto más urbano. Sin embargo en 1614, bajo la
dirección del ingeniero Cristóbal
de Rodas Antonelli, se reanudaron las murallas.
De 1631 a 1633 le tocaría el turno a Francisco de Murga fortificando todo el barrio de Getsemaní.
En 1669 al ingeniero Juan Betín le tocó la tarea de reparar las
murallas destruidas por el mar, las que eran objeto de continuos embates por
parte del mar. En 1721 Don Juan de Herrera y Sotomayor realizaron las reparaciones de la
muralla después del ataque efectuado por el Barón
de Pointis, el Virrey Jorge de
Villalonga ordenó a Herrera
construir cajones submarinos formando una escollera frente a las murallas.
Otra escollera habría de ser
construida en el trayecto comprendido entre la Punta Icacos (cerca al actual
Hotel Caribe) y Tierra bomba por Antonio
de Arévalo, el ingeniero de más renombre que haya trabajado en la ciudad. En 1796 se
terminarían las obras del centro de la ciudad.
La altura media de la muralla oscila
entre los 6 y los 8 m y está toda construida en roca Coralina, propia de la
zona.
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