La India Catalina es uno de los personajes indígenas de
la historia de Colombia. Conocida
por ser la amante de don Pedro de
Heredia. Perteneciente a la etnia Calamarí, fue una de las mujeres más ricas de Cartagena de Indias. Durante el
periodo de Colonia española en el actual departamento
de Bolívar, fue evangelizada, estableció orden y relación cercana
principalmente con Pedro de Heredia.
Catalina fue raptada en 1509, cuando tenía 14 años, por el
conquistador español Diego de
Nicuesa en un pueblo conocido
como Galera zamba, actual municipio de Santa
Catalina en el departamento del
Bolívar, cuando se proponía la conquista y dominio del Golfo de Urabá. Era la
hija del Cacique Zamba,
gobernante de una tribu de la etnia Caribe llamada Mokana. Fue conducida a Santo
Domingo, donde adquirió los hábitos, costumbres y creencias religiosas de sus
captores.
Contaban los cronistas Gonzalo Fernández de Oviedo y Juan
de Castellanos que en uno de sus
viajes envió a dos hombres por una "india lengua" o "india
traductora" de la lengua de origen al español. Catalina regresaría a sus
tierras en 1528 con el madrileño Pedro de Heredia
cuando tenía aproximadamente 30 años, en calidad de intérprete. Como intérprete
de Heredia logró la pacificación de numerosas tribus indígenas, como los indios
yurbacos actual turbaco, que habían eliminado en combate a Juan de la Cosa años atrás, y a los caciques de Carex
y Bahaire, y había conocido para los españoles la ubicación de tesoros de oro
como los de Zipacóa y Mahates. Alrededor de junio de 1533, Heredia llevó a la
india Catalina a una expedición al norte de la Provincia de Cartagena, y en
aquella marcha logró llegar a Zamba y reencontrarse con sus familiares, quienes
ahora, en señal de agradecimiento, se sometieron al mandato de Pedro de
Heredia. Años más tarde, se casaría con Alonso Montáñez, sobrino de don Pedro,
con quien posteriormente se fue a vivir a Sevilla y nunca se volvió a saber nada de
ella. Un mito cuenta que murió en aquella ciudad viuda, centenaria y rodeada de
hijos y nietos.
Se le conoce como la
"India Lengua", como una "pacificadora" y traductora entre
las tribus indígenas.
Las bondades con que se
ve el término "pacificadora" son criticadas por algunos
historiadores, puesto que al final de toda esta campaña, donde Catalina sirvió
de "pacificadora", terminaron aniquilados por completo los indios
Calamarí, quienes habitaban la zona donde hoy se encuentra Cartagena.
Por un lado, se presenta
a Catalina como un símbolo de la raza nativa (y se presenta como una mujer
dócil y pacífica, al servicio de la colonización), siendo la única imagen
indígena a la que hoy en día se le muestran honores.